Las Moscas (2023)
Alberto Ruiz
Las Moscas
1.- Introducción a las moscas
2.- La mosca: Ese díptero incomprendido
3.- ¿Emigran las moscas?
4.- Causas y contratiempos del sentirse mosca
5.- Definición y etimología de la palabra mosca y sus derivados en el diccionario
6.- Historia de la mosca (con comentarios en Braille para las que no las vieron venir)
7.- ¿Es delito hacer apología de las moscas?
8.- Moscas famosas en la historia (con un apartado de moscas famosas en las sopas)
9.- Futuro de las moscas en 28 días
10.- Reproducción de las moscas
11.- Relación de las moscas con su entorno y otros animales
12.- Para qué, cómo y cuándo de las moscas en la sociedad capitalista. Interacción con sistemas bancarios de poder.
13.- Verdades sobre que las moscas van a los cuerpos en descomposición y demás detritus: ¿Verdad o leyenda urbana?
14.- ¿Existe el cielo y el infierno para las moscas?
PRÓLOGO
Debido a la presión, casi insultante, de mis compañeros, me he decidido a escribir este libro que trata sobre uno de nuestros animales tan maravilloso a la par que incomprendido y misterioso: la mosca.
Sabemos que vuelan, que son feas, que tienen múltiples ojos, que mientras nosotros recogemos los excrementos de nuestras mascotas, este ser hace con ellos un festín digno de cualquier sibarita después de haber visto múltiples capítulos de la serie “Pesadilla en la cocina”.
Sabemos que son difíciles de coger y capturar, menos para las manos de gente experta en esta lid llamada Caza de la mosca, también llamada “Espachurra el bicho” en clases sociales bajas.
Sabemos que tienen una trompa llamada labelo con la cual licuan la comida que van a ingerir. Pero esto ya forma parte de las especificaciones técnicas que no vienen a cuento en el tipo de libro que quiero escribir.
Esto no va a ser un libro de divulgación, aunque encontraréis algunas cosas que desconocíais sobre este preciado ejemplar para algunos y un pedazo de “hdp” para otros.
Agradezco, y el orden no es importante, a mis compañeros Gonzalo, Anita, Vanesa, Vivi, Paola a animarme a escribir una apoteosis de imbecilidades dignas de cualquier mente inflada a drogas o perturbada en el parto al caérsele el bebé al suelo al médico. Y sobre todo, agradezco a mi jefa Isabel el hecho de no haber venido con lo cual yo no estaría escribiendo estas sandeces. Me hubiese dedicado a lo que normalmente hago, hacer y pegar pelotillas debajo de la silla donde me siento.
Espero les guste (¡¡las pelotillas, no!!, el libro!).
CAPÍTULO 1
Introducción a las Moscas
Juro ante los Dioses, y no respondo ante nadie más, de que lo que voy a contar tiene una relación mentira-verdad al 50% en lo que respecta a las anécdotas y situaciones vividas por el que escribe.
Aunque todas las anotaciones sobre el animal del que hablamos están basadas en una ardua investigación buceando en los abismos (y superficie) de la Wikipedia y demás archivos internéticos.
En mi casa éramos cuatro hermanos y nunca nos había faltado de comer, comíamos a la carta. O sea, el que sacaba la carta más alta era el que comía. Con lo cual no teníamos dinero para perros o gatos, no para comprarlos ya que en los ochenta las mascotas te las regalaban sin certificado, ni vacunaciones, ni nada… ¡¡A lo vivo!! ¡¡Pues eso, como no teníamos para darles de comer tuve que conformarme con apadrinar a una… mosca!! ¡¡Juro que es cierto!!
Con mis buenas maneras de experto cazador, mi cara roñosa y mis facultades para sorber mocos con muy poco esfuerzo, me hice con la compañía de dicho animal.
Un vaso, vuelto al revés, fue la casa del espécimen. Pensé, cosa rara en el ADN de familia, que el bicho tendría que comer. Manos a la obra para conseguir un trozo de tomate que cupiera en el vaso pero sin que la mosca se viese amenazada por dicho vegetal (que nunca ha sido vegetal, sino una fruta). No pensé (veis, esto es más normal) como iba a afectar el ácido úrico a la mosca y si provocaría un ataque de gota con la edad.
La bauticé con el nombre de Rosalinda, que en mi casa pasaría a los anales de la tontuna porque el niño tenía una mosca como mascota y encima le había puesto nombre.
Lo primero que hizo mi madre fue poner el grito en el cielo, pues el vaso utilizado como apartamento (¿y si le pongo otro vaso al lado, será un adosado?) lo habían usado para una sesión de ouija el día anterior.
¡Oh, no! A mi corta edad, había leído sobre esto alguna cosa y con temor de que algún espíritu oculto en las oquedades del recipiente pudiese infectar y poseer al insecto, mi espanto fue in crescendo.
¿Y si había sido así? ¿Deberíamos realizar un ritual de exorcismo a Rosalinda?
Con no pocos esfuerzos, mi madre me tranquilizó ante mi torpeza de haber acomodado a mi querida Rosalinda dentro de un pozo del infierno. Me dijo que después de haber realizado dicha sesión de espiritismo, habían soplado el vaso con fuerza, cosa que se debe hacer al finalizar el ritual.
Tras este episodio de angustia y gran bagaje cultural para el lector, me dispuse a afrontar el primer problema que me iba a aportar la responsabilidad de cuidar a Rosalinda.
¿Las moscas pasean para hacer sus necesidades? Me respondí que sí y raudo me dispuse a construir un pequeño arnés o correa para que no se escapase, o lo más importante, que no molestase a otros congéneres y/o humanos.
Cogí un hilo de color verde y se la até a aquella cabeza llena de ojos.
Hoy en día, se consideraría maltrato animal, pero había visto que los animales cuadrúpedos tienen cuatro patas y vi que le sobraban dos. Así que arranque las dos extremidades de en medio a Rosalinda.
Ningún gesto. Ninguna queja.
Yo estaba en lo cierto, esas dos patas sobraban.
La micción y defecación de la mosca, aún hoy en día, es un misterio para los que no son científicos o entomólogos. Lo hacen continuamente y hasta en el alimento que están consumiendo, ya que su aparato digestivo está siempre en continuo movimiento. Esto ya lo trataremos más adelante.
Cosas de las que te das cuenta cuando estás paseando una mosca:
- No es divertido.
- No responden, ni muestran inquietudes cuando les hablas.
- Se les nota bastante nerviosismo, aunque las señales son casi imperceptibles para el ojo humano.
- Son daltónicas, aunque esto era más una intuición y no lo pude demostrar.
Reflexiones que haces cuando has paseado una mosca:
- No ha sido divertido, prefiero contar los granos de arroz que hay en un paquete, por lo menos ejerzo las matemáticas.
- Si las empujas con el dedo, saltan.
- Para ellas llamarla “mosca de mierda” es un piropo, sin embargo, según que moscas llamarlas “puta mosca”, les causa agitación e irritación de las pupilas (difícilmente advertible para el ojo humano). Se supone que es por la similitud de la palabra “puta” con “fruta”, que es otra raza de moscas.
- No tienen sentido del ridículo.
- Son bastante frágiles, se chafan con facilidad ya que tienen el esqueleto por fuera.
- No tienen siete vidas como los gatos.
- Los desfibriladores son demasiado grandes para las moscas.
- ¡¡NO HAY DESFIBRILADORES PARA MOSCAS!!
- Las moscas duran muy poco en las manos de un niño.
Rosalinda vivió unas horas después de su captura. Moscas, hay, pero Rosalinda sólo hay una.
Después de estas líneas, podréis entender porque me he quedado traumatizado para querer escribir sobre este ente poderoso que es capaz tanto de encariñar a un niño, como de hacerse cargo del ciclo de la vida a la hora de descomponer un cadáver.
Mi amor hacia ellas es equivalente al odio que les tengo. Quien no ha intentado echarse una siesta y ha prorrumpido en gritos y blasfemias hacia esa alimaña inmunda cuando ha interrumpido el abrazo de Morfeo.
Ese odio visceral es común entre muchos, lo compartimos y asesinamos a miles de moscas cada día sin remordimientos, ni efectos carcelarios para nadie.
Amaba a Rosalinda, pero nunca llegué a preguntarle si ese amor era correspondido por su parte.
Esta oda a la vida y la muerte es poco para el merecimiento de esta fiera de la naturaleza, poderosa como pocas en el nacimiento y fin de la vida en el planeta.
Experimento nº 72
Objeto : Tres sujetos reunidos en una habitación para la observación de una mosca a la que han extirpado las alas.
Resultado : Después de 2 horas y 53 minutos, la mosca sin alas no vuela, pero pega unos saltos tremendos para su tamaño.
CAPÍTULO 2
La Mosca, ese Díptero Incomprendido
Pero ¿por qué las moscas? Un animal que al 90% de la población repugna y al otro 10% les da igual (no están contados los que tienen personalidad camaleónica).
Es verdad, no puedes entablar una conversación filosófica con ellas sobre Nietzsche. No puedes invitarlas a un chiringuito de playa, porque ya están allí cuando tú llegas. No son amigas de ademanes, ni ostentación de lujo y poder. No retienen la orina y les da igual llevar compresas para perdidas leves. Les importa un pimiento que escuches reggaetón mientras corres por la cinta en un gimnasio de mala muerte sudando el almuerzo de anteayer. Para ellas, tú tampoco existes. Ni como ser superior.
Son moscas. Entonces, ¿por qué?
Porque son útiles y para colmo, no están de moda.
Imaginaos la de excrementos de perro que habría por la calle si no hubiese moscas que se los comen a bocados (es una metáfora, a bocados no, porque no tienen dientes). Porque lo de que los dueños de las mascotas los recogen, eso sí que es una leyenda urbana. Bueno, hay uno que conozco que sí lo hace, pero debe ser el único y recoge las mierdas de los otros perros.
Y la de tiempo ganado. Porque sí, lo sé, te despiertan en esa siesta veraniega. Pero una vez despierto, qué… Pues eso, que haces cosas que no harías si estuvieses durmiendo.
Otra cosa que no hacen las moscas es hacer el capullo. ¿Eso lo hacen los gusanos, y para qué? ¿Para que salga una mariposa? Que no te engañen. Eso es un gusano con las alas de colores.
Más utilidades de la mosca. Sirven para hacer un sinpa. Te guardas una mosca en el bolsillo. No importa si viva o muerta, eso depende del cafre que lo haga. Te vas a un restaurante de lujo. Y después de haber pedido y comido dos platos, te pides una sopa de postre. ¡¡Sí!! ¡¡Qué pasa!! ¡¡De postre!! Y sin que el camarero te pille, la hechas dentro del caldo. Sinpa de libro!! Y nunca mejor dicho porque lo has leído aquí. Ah, ¿qué quieres pedir postre? Pues la hechas en el chupito, pero no lo recomiendo. Porque tú, que te has tomado el mezcal con el gusano dentro, a ver si le vas a ver la gracia y te tomas el licor de melocotón mosqueado.
Una buena opción, es llevar varias moscas, aunque acuérdate de que las llevas, que luego crían en los bolsillos. Si están muertas, no. Serían moscas zombis y sólo faltaba eso.
Se comen los cadáveres de cualquier animal. Así que tiempo al tiempo, y si matas a tu cuñado, te ayudan a que desaparezcan los despojos más rápido.
Y cuando vas por la carretera y sólo ves una mancha en la calzada, es porque las moscas ya han hecho su trabajo. ¡Ya no sabes si es un topo, un zorro, un gatito bonito y pequeñín… o un bisonte! Y claro, da menos pena.
También sirven para echarte unas risas. Algunos son demasiado jóvenes para recordarlo, pero me acuerdo de un artículo de broma que se basaba en un azucarillo de esos cúbicos con una mosca de goma en su interior. Lo dejabas en el azucarero y esperar a que alguien lo echase en su taza. Cuando se disolvía, la mosca de goma subía a la superficie con la cara de susto o desagrado del que estaba tomando el café. Era muy divertido si venían visitas a casa, si no, siempre le tocaba a tu madre que te decía: “¿Dónde has comprado estas gominolas?”
A parte, alimentan a muchos animales. ¿Te imaginas a un camaleón o una tortuga comiendo paella o unas lentejas porque no hay moscas? Pues, no, porque no lo saben apreciar.
O los pájaros comiendo gambas, no ves que no las saben pelar.
El ecosistema agradece que haya moscas en una época en que las mierdas y los tontos abundan. Y como recientemente rezaba un titular dado por el INE (Instituto Nacional de Estadística): “¡En el mundo ya no cabe un tonto más! Hay preocupación por que la frase ‘Más tonto y no nace’ se convierta en realidad y nazcan bebés muertos.” Y si de algo puede presumir este planeta Tierra en el que habitamos, es de mierdas, tontos y moscas.
Por un momento imaginaos que “El Planeta de los Simios”, se convirtiera en “El Planeta de las Moscas”. Moscas de dos metros, criando y esclavizando a hombres salvajes para poder degustar los manjares surgidos de sus intestinos. Entonces, supongo que entonces sí, que se valoraría más a este díptero incomprendido.
Las moscas son más útiles que muchas cosas que ha creado el humano y que seguramente guardas en tu casa.
Ejemplos:
- Manuales de Instrucciones de un electrodoméstico que ya no tienes.
Es normal que cuando hagas una mudanza o limpieza general (jajaja que risa!!), encuentres el manual de una yogurtera que te regalaron en tu boda. Está bien, pero ¿y el aparato?
- Móviles que no funcionan.
Para que diantres los guardas. ¿Sabes que hay tiendas que los reciclan?
- Revistas del siglo pasado.
Aquí, sí que puede interesar un artículo sobre los pantalones acampanados que volverán a estar de moda.
- Cassettes y cintas de vidéo (VHS, BETA, 2000 JAJAJA)
Es verdad, tengo dos cajas con unas 150 cintas de cassette, pero es que soy un coleccionista del Heavy Metal.
- Bolígrafos y rotuladores usados.
Típico en humanos. Necesitas un boli y lo coges del bote. No escribe. Lo vuelves a dejar en el bote y coges otro. Así hasta que alguno pinta. Y cuando has escrito, lo vuelves a dejar en el bote con los que no van. Con lo que se convierte en el juego azaroso y cruel de la pajita más corta.
- Los calcetines desparejados.
Aquí entramos en un tema digno de mención, incluido en programas de televisión como “Cuarto Milenio”. ¿La lavadora se come los calcetines? ¿Son los duendes gigantes que sólo tienen una pierna los que se los llevan? ¿Cada calcetín tiene una vida y desaparece, yendo al cielo de los calcetines, cuando se agota su existencia? Son misterios no resueltos en nuestros días. Lo que si es verdad, es que siempre guardamos el otro par, por si un día aparece la pareja.
- Medicamentos caducados.
¿Son para hacer una guerra biológica en el momento que toque? He llegado a ver elfos con un ibuprofeno caducado.
- El bucle mortal. Bolsas con bolsas dentro para meter más bolsas.
Sin comentarios.
Y otras cosas que son totalmente inútiles y querríamos tenerlas.
- Un cenicero en una moto (lo he visto).
- Un libro sobre videos de YouTube.
- Una mirilla en una puerta de cristal.
- Agua especial para dietas.
- Una pelota de golf de camuflaje.
- El senado y los senadores.
- La envidia, la soberbia y la crítica.
Estas cosas (menos los dos últimos apartados), las podéis comprar en Internet, envidiosos.
Pues lo dicho, que como habréis visto hay cosas más inútiles que una mosca y sin embargo las guardamos o nos gustaría tenerlas.
Yo guardé una mosca y me tacharon de loco.
No obstante, daré un consejo:
Apadrina una mosca, no te lo agradecerá, pero tendrás tu conciencia tranquila.
CAPÍTULO 3
¿Emigran las Moscas?
De los creadores de “Las Caras de Bélmez”, “Las Pistas de Nazca” y “El Monstruo del Lago Ness” llega el misterio irresoluto de por qué no hay moscas en invierno.
Con este cambio climático incluso ya no es raro de ver una mosca en el mes de febrero. Si eso es verdad, no hay quince, solamente hay una, pero se ven. Sube la temperatura y ya tengo a mi gato detrás de una. ¿Qué es lo que pasa con estos pequeños engendros de la naturaleza? ¿Hibernan?
Pues algo así, pero no como los osos que acumulan grasas durante el verano para poder dormir durante el tiempo invernal y no tener que aguantar a la familia en navidades.
¿Y los osos polares?
Pues no, estos pobres animales que están a punto de extinguirse no pueden echarse una siesta de 3 meses. Al paso que vamos con la perdida de hielo que hay en la Antártida, se despertarían en un bloque de hielo, llamados iceberg, siempre prestos a chocar con un barco y hundirlo. (¿Para cuándo Titanic 2? N. del Autor)
Pero hablemos de las moscas, ¿Se mueren en invierno y hay una creación de la nada de larvas de moscas? Esto, está probado por el naturalista italiano Francesco Redi, muy conocido en su casa a la hora de cenar, que descartó la generación espontánea a partir de la carne en descomposición.
En 1664 (es antiguo hasta para mí que hice la mili con lanza), realizó un experimento con un envase abierto y otro cerrado, y descubrió que si no hay un adulto que ponga huevos, las larvas no se generan solas. Eso lo decía mi profe: “Si no hay un adulto que ponga los huevos encima de la mesa, estos te torean.”
¿Entonces, qué?
Las moscas tienen, como muchos insectos, varias fases de vida. Comenzando por el huevo, larva, pupa y la que nosotros conocemos, que es la de adulto, que suele durar entre 15 y 28 días. Sin embargo, este ser, engendro de esta naturaleza perfecta, puede conservar los huevos en frío hasta casi 3 meses sin eclosionar. Cosa que el hombre como espécimen, es incapaz (Se han visto casos de hombres que ni 3 segundos y ya los tienen calientes.).
Como pasan las fases jóvenes durante el invierno, la fase adulta y reproductora la pasan en verano, que es cuando tienen más actividad y cuando más nos molestan por la poca ropa que llevamos. Aunque la mosca doméstica europea puede pasar el invierno oculta en grietas, agujeros o cualquier mierda literalmente, ya que las bolsas de basura fermentada están a una temperatura alta constante. Así que se ocultan en ellas y siguen su actividad reproductora. Son como nosotros, que podemos realizar actos de amor en cualquier mierda de piso o coche.
¿Qué les pasa cuando notan que desciende la temperatura?
Proceden a realizar una especie de hibernación que las deja adormiladas y sin necesidad de alimentarse. Lo mismo que les pasa a muchos, cuando están viendo los documentales de La 2 a eso de las 3:30 de la tarde.
Tened en cuenta que las moscas suelen vivir entre 15 y 25 días, y, sobre todo, no les gusta el frío. Que yo sepa, nunca he visto una mosca con bufanda.
Y la campeona de las moscas aguantando el frío es… la mosca Belgica Antarctica, que como su nombre indica vive en la Antártida. No tiene alas para que el viento no se la lleve de un lado a otro y aguanta temperaturas extremas para evitar la congelación. Yo que creía que los esquimales no tenían moscas y resulta que sí. Pero espera, ¡en la Antártida no hay esquimales! Pero a este paso, igual los ponen para que convivan con moscas.
Pero pongámonos en el hipotético hecho de que emigrasen. El promedio de rango de vuelo de una mosca es tan sólo media milla (unos 800 metros). Hay gente aburrida que se limita a seguir el vuelo de una mosca durante su corta vida. Esta gente existe, los llaman rastreadores de moscas. Rasmos, abreviado, y no confundir con erasmus que son otros rastreadores, pero de otro tipo de mosca. Según estos rastreadores expertos en vuelos de mosca, este animal difícilmente tiene un radio de más de 10 km., en su corta existencia, desde el punto de nacimiento. Con lo que llegamos a la extraordinaria conclusión de que yo, que me he criado en Andorra, por lo que conozco emigrarían de Escaldes a Sant Julià de Lòria. O para los de Barcelona, emigrarían desde L’Hospitalet a la Zona Franca.
Y otra de las cosas que define a las moscas en su itinerante vida es la indefinida trayectoria de sus movimientos. Nunca sabes dónde van. Puedes hacer cálculos definiendo hipotenusas y cosenos, que nunca acertarás. Es la cuadratura del círculo, imposible de realizar.
En conclusión, las moscas no emigran, no van a ningún lado, están ahí, cerca de ti, lo que pasa es que no las ves o no las quieres buscar. Son como la pelota esa que no aparece, pero seguro que va tu madre y la encuentra.
Hay dos cosas que me ha enseñado la vida:
1) Las moscas no tienen una dirección predeterminada. Se mueven ante señales que sólo ellas perciben.
2) No se puede tocar la pandereta mientras haya gente durmiendo la siesta.
Experimento nº 68
Objeto :Un sujeto vigilando una mosca después de haber comido potaje de garbanzos. El tipo está tirado en el sofá, pero con un alto grado de concentración para vislumbrar y acertar los puntos de inicio y final en la trayectoria del ejemplar escogido (hay varias moscas).
Realización
A los 5 minutos, eructa. La mosca no se altera y sigue su zigzagueo.
6 minutos y 12 segundos, un bostezo acude a la cara del susodicho. La mosca parece que va a algún sitio, pero no, se vuelve.
9 minutos y 6 segundos, el tálamo de la persona que estaba vigilando se queda en silencio, desconecta el cerebro del mundo exterior y entra en modo sueño.
Resultado
Después de 9 minutos, el cerebro humano se desconecta cuando se está mirando fijamente una mosca, y más si se ha dado cuenta de una opípara comida.
Conclusión
Antes de quedarse dormido ha podido constatar que las moscas se mueven en círculos perfectamente triangulados.
CAPÍTULO 4
Causas y Contratiempos de Sentirse Mosca
Llegando a este apartado, procedemos a reproducir íntegra la entrevista que un servidor realizó a una mosca:
Entrevistador:
- Tuviste la buena o mala suerte de nacer mosca.
Mosca :
- Sí, pero no tuve consciencia de ello hasta que llegué a la pubertad.
-E Naciste de un huevo, con el calorcito del aroma fecal ¿qué recuerdas de tu época de larva?
-M ¡¡Uy, esa fase!! Recuerdo que tenía hambre a todas horas. Menos mal que me dejaron en un sitio con víveres, ya que estamos entre 4 días y un mes comiendo sin parar.
-E Vaya festín te pegarías.
-M Pues, sí. Pero entonces me hice una pupa.
-E- ¿Cómo? ¿Te hiciste daño comiendo?
-M- ¡¡No, Gilipollas!! Es la siguiente fase de nuestro crecimiento. La pupa se diferencia del capullo, porque no tiene una capa externa. No vamos a convertirnos en las pijas de las mariposas con sus crisálidas de mierda. Somos metaleras desde ñajas.
-E- Ah… Os dedicáis al metal y su pulido. Esos elementos que conducen la electricidad y el calor.
-M- ¡¡Yo sí que te electrocutaba, tontopollas!! El Heavy Metal, tronco. Anda que no habré estado yo en conciertos…
-E- ¿Me estás diciendo que vuestra raza escucha música?
-M- No, porque no tenemos oídos. Es diferente, la sentimos.
-E- Bueno, esto es un descubrimiento…
-M- ¿No te has leído “El señor de las moscas” ?, pues es una alegoría sobre Satán. Ojo, que no todas las moscas metaleras son satánicas. Sólo algunas. Pero mola que las canciones hablen sobre el maligno y todo eso.
-E- Conozco que en la literatura habéis representado al mal, pero realmente lo preocupante es que algunos ejemplares de vuestra familia, como la mosca de la fruta, es muy dañina para los cultivos.
-M- ¡No me hables de esa hija de fruta! Nosotras estamos en la mierda por moscas como ella. Pone los huevos en la fruta, que me parece una falta de respeto total. Eso hace que la fruta madure antes de tiempo y caiga al suelo. No soy racista, ni tengo nada en contra de las moscas de otros continentes, pero se tendría que regularizar la entrada de estas moscas africanas en Europa. Sobre todo, si vienen ilegalmente ocultas en contenedores.
-E- Continuemos con tu juventud, ¿de tu estado de larva, que recuerdas?
-M- Cuando somos larvas nos llaman imagos.
-E- ¿Cómo Harry Potter?
En este momento la mosca se vuelve hacia el productor y le espeta:
-M- ¿Pero… dónde habéis encontrado a este imbécil? Vamos a ser serios y ponerme un profesional.
Productor:
P- Lo sentimos, pero es lo que había a mano. Vamos a hacer una cosa… Le escribiremos las preguntas y que se limite a leerlas en voz alta.
M- Es que mi vida es muy corta y no puedo estar perdiendo el tiempo con gente incompetente. Además, dentro de media hora he quedado con una mosquita muerta.
Entrevistador (o sea, Yo):
- Me gustaría que dejasen de hablar de mí como si no estuviese. Yo también tengo mi corazoncito.
Mosca:
- Dadle dos medallas al campeón: Una por tonto y otra por si la pierde.
Productor:
- Bueno, continuemos. Aquí tiene el papel -dirigiéndose a mí- Limítese a leer las preguntas.
Y seguimos con la entrevista, sin lugar a la improvisación.
Entrevistador:
- ¿Cómo es ese estado al que llamáis pupa?
-M- Pues, imagínate que te envuelven en papel de burbujas y te inducen un coma. No recuerdas ni lo que has soñado.
-E- ¿Y luego?
-M-No tiene que ver nada el gusano que eres, al bellezón en que te conviertes…
-M- Mira… como te rías me voy…
-E- Perdón, perdón.
-M- Sí, ya sé que soy fea. Somos de belleza distraída. Casi todas somos iguales. Pero, tú… ¿te has mirado al espejo? ¡Que cuando naciste tu madre no sabía si quedarse contigo o con la placenta!
-E- Oiga, sin faltar…
-M- El doctor que atendió tu parto dijo: “Lo tiramos para arriba y si vuela es un murciélago” (jijiiji)
Se produce un estruendo en el plató cuando me levanto de golpe y la silla se cae, abalanzándome sobre el ejemplar que con una espectacular agilidad se aparta, haciéndome caer de bruces contra el suelo.
Y aquí acaba la entrevista con un resultado que no fue el esperado. Tendré que hacer copia y pega de páginas de internet.
Las causas no las sabemos, nadie elige ser mosca si se cree en la reencarnación y creo que tampoco van por ahí los tiros.
Mucha gente daría lo que fuese por poder volar. Pagaría (y lo hacen) sólo por comer, fornicar y dormir. Hay personas que lo hacen y finalmente acaban en la mierda como las moscas.
Sí, es verdad, tienen una vida efímera dedicada a un fin por preservar su especie… pero visto lo visto entre los considerados como género humano, tienen un fin, cosa que otros no saben diferenciar entre el calcetín del pie derecho al del izquierdo. Y te confesaré una cosa, querido lector, yo tampoco.
Si algún ser humano tuviese las propiedades de las moscas (visión de 360 grados, vuelo, sentido del gusto en las patas, capacidad eréctil infinita, acrobacia, caminar boca abajo, manipulación del tiempo, etc.) sería considerado un superhéroe de Marvel o DC, según los gustos. Eso sí, con sólo un mes para utilizar sus superpoderes.
Spiderman tuvo un papel importante en “Endgame”, sin embargo, Flyman ni siquiera sale. Claro, la araña es un arácnido y tiene un papel muy importante en el ecosistema.
Pues las moscas también se reivindican, y aunque sean las basureras en esta biodiversidad, reclaman su papel en la sociedad animal.
Como contratiempos, sólo atisbo la duración de su vida, corta y monótona. Alguien también diría: Es que comen basura y mierda… Es que transmiten enfermedades… Son muy molestas…
A lo que respondo: Y el humano, ¿no?
Ya estamos avanzando en el libro y vamos viendo las similitudes entre ambas especies, predestinadas a entenderse y formar una sociedad simbiótica como nunca se ha hecho entre animales.
CAPÍTULO 5
DEFINICIÓN Y ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA MOSCA Y SUS DERIVADOS EN EL DICCIONARIO
La palabra mosca proviene del latín musca. ¿Y de dónde viene musca? Pues de la onomatopeya “muzz”, que es el sonido que produce este animalito.
Aunque lo primero que se te viene a la cabeza con la palabra musca es la doméstica, los romanos llamaban musca a todo tipo de dípteros, mosca de la fruta, tábanos, moscas del ganado, etc.
El escritor romano Plauto (entre los siglos III y II a. c.) llamó musca a las personas inoportunas, metiches o entremetidos. No confundir a este escritor con Pluto, el perro de Mickey, uno de los misterios de la vida. Que un ratón tenga un perro como mascota, y además el que habla es el ratón y no el perro. ¿Y su amigo, Goofy? ¿No se ha dado cuenta de que también es un perro? La mentalidad enfermiza de Walt Disney no tenía límites.
Otro romano ilustre fue Terencio Varrón (entre los siglos II y I a. c.), que utilizó el término musca para referirse a una persona indiscreta, ya que las moscas se paran donde uno no quiere y son muy molestas.
Así que tenemos la definición de mosca como insecto volador del orden de los dípteros, pero hay más definiciones.
Mosca también significa esos pelillos que te dejas debajo del labio inferior.
El cebo artificial que utilizas para pescar.
El dinero, cuando dices: Suelta la mosca.
Una persona cojonera y molesta, también se la llama mosca.
En España, se le dice mosca al logotipo de TV que aparece en una de las esquinas para que no moleste.
También en España, dícese de la persona molesta o enfadada, con una frase muy típica: “Tiene la mosca detrás de la oreja.”
¿Y en México? La cantidad de sinónimos con mosca como definición son muchos. Claro, contra más sol y calor, más moscas.
Ejemplos de mosca en México:
Persona que viaja como pasajero clandestino en el exterior de un vehículo. (En el Metro, no dura mucho)
Echar mosca: Interrumpir una conversación ajena.
No pararse ni las moscas: No vayas a ese sitio que no es bueno.
Por si las moscas: Por si acaso.
Hasta que agarró una mosca tu perro: Tener suerte cuando normalmente no la tienes.
En Chile, estar mosca es ser desconfiado o receloso y en Venezuela se le llama así al guardaespaldas o escolta.
Total, que con tanto estudio de la palabra me recuerda a mis clases de lengua con el profesor Don Ginés, o como lo llamaba un amigo mío, Ginesillo de Pasamonte.
Qué recuerdos los del cole, ese patio de piedra en el que te dejabas las rodillas jugando al fútbol. En el que te comías el bocata de foie-gras que te había hecho tu madre. En ese mismo cole que un compañero tuyo te pedía un bocado de ese bocadillo, y tú que por costumbre ponías el dedo para saber hasta cuando podía morder con el riesgo de perder un dedo.
Ha habido casos de amputaciones de mano con un mordisco en el bocadillo, pero eso ya son otras historias.
Como final y en honor de la palabra mosca, os dejo esta guarrada de anagrama que me he inventado:
No comas moscas, mientras masco lo que mocas.
FIN
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